miércoles, 8 de abril de 2015

Cumpleaños

Anoche nos reunimos un buen número de amigos en el Village Vanguard. La ocasión lo merecía, desde luego. Era el cumpleaños de nuestra querida amiga, Lady Day. Como era de esperar Billie se hizo esperar. Llegó radiante, bellísima, con media hora de retraso, eso si, y en sus brazos a su chiguagua y al lado, un tipo al que no conocía de nada. Luego supe que era músico: trompetista. 

Billie llegó dispuesta a darnos un recital y, además, nos había prometido interpretar algunas canciones nuevas. Y ahí estábamos admirando a esta gran mujer. Vlady y Olivia estaban pletóricas. Ambas eran fervientes amantes de su música. 

Eleanora Fagan, nombre verdadero de Billie, había pasado por ciertos apuros, sobre todo por asunto de drogas, pero ahora parece que está superando la mala situación. Nada más entrar en el Vanguard nos dijo que el sábado 27 actuará en el Carnegie Hall. Dará dos recitales y le acompañará el pianista Bobby Tucker y su trio.

Ya en el escenario comenzó con su inigualable All Of Me, de
Seymour Simons, presente entre nosotros. Ahí estaban también Roy
Eldridge, su íntimo Lester Young, Ben Webster, Teddu Wilson, Gerry Mulligan, Cozy Cole; Jo Jones, Milt Hinton... en fin todos sus amigos y muchos más cuyo nombre no recuerdo en estos momentos.

Irresistible, irresistible, su versión de I'm a Fool to Want You no es comparable a ninguna otra de las muchas que he oído. Lady es única... Ha llegado Vlady, he de dejar mi crónica inacabada. Seguiré en otro momento. Me reclama su olor.

miércoles, 18 de marzo de 2015

Piernas al desnudo

El otro día, bueno de esto hace ya bastante, les hablé de la agradable noche pasada con Weegee (ya saben: Arthur Fellig) en el estreno del film The Naked City (La ciudad desnuda), cuyo título se corresponde con el del primer libro de fotografías publicado por Weegge. El filme, además del título, está inspirado en las fotografías hechas por Weegee de la vida cotidiana en New York, recogidas en su Naked City. Después de acudir al estreno fuimos al 3 Deùces -ya saben, en la 52- donde acabamos la noche hablando de todo un poco; esto es, de nuestras vidas, es decir, de nuestros problemas.

Pues bien, hoy soy yo el que ha visitado a Weegee en Los Ángeles. He ido a verle al Knickerbocker Hotel, donde se hospeda con mi último libro Piernas al desnudo, debajo del brazo.
Como Naked City, Piernas al desnudo es un libro en el que he intentado -con mejor o peor suerte- poner texto a una amplia selección de fotos de Arthur. En total son treinta y cinco imágenes de distinta naturalezas, pero todas hechas por él en diferentes años. Me hubiera gustado incluir algunas imágenes más, pero lo cierto es que, aún diciéndome mucho, me sentía incapaz de proyectarlas en el papel, todo pese a que una de esas imágenes me tiene obsesionado desde la primera vez que la vi, es una mujer y su nombre es Eddie.Cuando se lo cuento a Vlady, antes lo hacía a Maxine, se ríe de mí: "¡tonto!", me dice.

Weegee se muestra encantado con mi regalo. Pasamos una tarde hojeándolo página a página donde yo le iba explicando lo que cada imagen me había ido sugiriendo o contando, o más exactamente 'revelando'.

Me quede en los Ángeles cinco días, hospedado en el mismo hotel que Arthur. Al segundo día fuimos a Hollywood donde conocí a algunos amigos de Weegee y de paso saludé a los que yo había conocido cuando trabajé en la Universal en el guión de El caballero silencioso. Me encontré con  Natalie, la protagonistas del filme y mi viejo amigo de instituto, Lester, y empleado de la productora. Hace tiempo les hablé del argumento (peregrino) de El caballero silencioso supongo que se acuerdan.

Weegee en compañía de su chica actual me llevó a algunos clubes famosos de jazz. En uno de ello escuche a un tipo del que había oído hablar mucho y bien, pero al cual no conocía. Era Nat King Cole y su grupo. Hicieron una interpretación fantástica de Route 66, como también de Better to be By Yourself, aunque prefiero la primera, sin duda. 

De nuevo en New York, Vlady y yo hemos decidido darnos un descanso esta noche y no pasarnos por el 3 Deùces. Ella está ansiosa por abrazarme y yo loco por hacerla el amor. Esta noche nos tomaremos los bourbon en la cama, y sustituiremos al 3 Deuces por el gramófono.

miércoles, 11 de marzo de 2015

The Naked City

El miércoles de la semana pasada fui al estreno del film The Naked City. Un par de días antes me había llamado por teléfono Arthur H. Fellig para invitarme al acto. Naturalmente le dije que sí. Sobre todo porque hacía bastante tiempo que no nos veíamos. Weegee -su apodo. y por el que le conoce todo el mundo- se había traslado a  Hollywood donde trabaja como técnico y asesor especial para la Universal. 

Fui  a buscarle a la redacción del New York Herald Tribune, en el que había colaborado en el pasado, y donde posee buenos amigos.

Mientras nos dirigíamos al estreno, Weegee me contó que Naked City fue su primer libro de fotografías (colección de imágenes de la vida en la ciudad de New York),  y eran los derechos de ese título los que había vendido al productor Mark Hellinger para una película de Universal: «Como puedes observar me dijo todo se queda en Universal»

La verdad es que ambos disfrutamos enormemente con el film. Todo nos era familiar. Daba la impresión de que nosotros éramos una de las escena: nos veíamos paseando por esas calles, esas plazas, parques, entrando y saliendo a los edificios, cafés, clubes. Era como estar sentado en casa viendo pasar la ciudad a través de nuestras ventanas. Aquello era nuestra ciudad, nuestros asesinos, nuestra felicidad, también las penas y los sufrimientos, el amor, cómo no, las alegrías... En fin, nuestro mundo. 

Cuando salimos, invité a Weegee a pasarnos por el 3 Deùces a tomar un par de copas y a esperar a Vlady. La mujer con la que estoy ahora, desde que perdí a Maxine, de imborrable recuerdo: aun conservo en mi memoria el aroma de su cuerpo, de la brisa de su aliento, de sus pechos, de su vientre; el espeso e intenso sabor de su entrepierna, de su culo, de... toda ella. Ahora busco todo eso en Vlady, el que fue mi gran amor en el pasado, y que quizá lo vuelva a ser en un futuro. Aunque en estos tiempos, es mejor no hablar del mañana. 

Esta noche, en el 3 Deùces actua un quinteto de buenos amigos: Coleman Hawkins, Roy Eldridge, Teddy Wilson, Billy Taylor, y Cozy Col. Interpetan I'm In The Mood ForLove, siguen y siguen; después interpretaron 'S Wonderful. Para acabar, Coleman nos sorprendió a todos con Picasso, su recien y última grabación. ¡Asombrosa!.

Cuando Vlady entró en el 3 Deùces, todas las miradas se concentraron en su espléndida figura embutida en un escotado y ceñido vestido plateado; las medias de largas costuras que se insinuaban por encima de las rodillas producían vértigo, y más de una erección, no se si voluntaria o involuntaria. Me es indiferente, porque en realidad solo me importa la mía. Le presenté a Weegee y nos quedamos charlando animadamente de su nueva ocupación en  Hollywood, y recordando los viejos tiempos de su deambular permanente por las calles de New York a altas horas de la noche en busca de esa imagen que nadie, nada más que él, lograría para la posteridad. Más tarde se unieron a nosotros Teddy, Coleman, Cozy... y seguimos en el club hasta altas horas de la noche. Lo cierto es que dimos bastante trabajo a Herni, el barman. 

Vlady y yo dejamos a Weegee en un taxi en dirección a su hotel ( partía en unas horas hacía Los Ángeles) y nosotros, dando algún que otro bandazo, nos fuimos a casa. El bourbon nos había dejado algo confusos, a pesar de lo cual los dos estábamos deseando llegar a casa. Sabía que esa noche comenzaríamos a desnudarnos en el ascensor. Ella siempre lo hace por la ropa interior.






jueves, 5 de marzo de 2015

Todo sigue igual aunque nada es igual

Han pasado ya dos años desde que perdí a Maxine. La asesinaron dos hijos de puta por cincuenta cochinos dólares, en realidad porque en ese momento no había más que esos dólares en la caja de la lavandería de mi chica. 
Poco a poco, Olivia y yo hemos logrado rehacer nuestras vidas. En ello han colaborado nuestros buenos amigos, los mismos que se preocuparon de nosotros desde el primer momento.

Olivia acaba de cumplir  18 años, y dentro de nada comenzará en la Universidad. Es una mujer tímida y retraida; no le gusta mucho salir, aunque tiene amigas, prefiere estar en casa conmigo. Juntos vamos algunos días al cine o a ver un musical en Broadway. Es igual que su madre, de una belleza arrebatadora, y su cuerpo, perfectamente torneado, cintura estrecha, caderas insinuantes, piernas largas y tobillos estrechos, perfectas. Es imposible pasar a su lado y no admirar ese cuerpo mulato. 

Vlady y yo hemos vuelto. Ella se divorcio el pasado año. Vino a verme y fue cuando se entero de lo de Maxine. No sabía nada. Había pasado los tres últimos años primero en Los Ángeles, después en San Francisco y los últimos seis meses en New Yor.
La rubia explosiva, como yo la he llamado siempore, y a la que tanto he querido, y que tan buenos momentos hemos pasado juntos me dejo por un tipo joven, serio, educado y marchante de arte.  
Y ahora aquí estamos de nuevo, sobrellevando nuestras vidas. Vlady, me cuenta, fue feliz el primer año de matrimnio con el marchante. A partir del segundo año las cosas cambiaron: él estaba cada vez menos tiempo en casa, pasaba demasiado fuera enredado en su trabajo. Eso duró dos años, hasta que todos esos viajes, ese eterno estar fuera de casa se hizo insoportable. Cuando Vlady quiso poner remedio se encontró con que su marido tenía  un amante, un joven de apenas veinte años, alto y guapo. Durante todo ese tiempo, el cabrón del marchante se  había liado con todo joven y prometedor artista plástico que se cruzó en su camino. Vlady cogio sus cosas y se marchó de su lado. 

Ahora intenta rehacer su vida conmigo, como en su día lo hizo Maxine. Debo ser un tipo que trasnmite ternura, confianza, seguridad... De modo que las mujeres buscan en mí protección y cariño. Dos aspectos totalmente desconocidos para mí, pero no así para ellas, mucho más intuitivas e inteligentes.

Escribo esta crónica sentado en el 3 Deuce delante de mi bourbon con tres cubitos de hielo, servido por mi viejo y querdio amigo Herni, el antíguo barman del Café Society. En el escenario, esta noche está Mary Lou Williams, una buena amiga. Su Roll Em me anima a terminar esta breve crónica y a apurar mi tercer bourbon. Ya he mirado a Herni... Pronto llegará Vlady.  Esta noche la necesito más que otras veces: estrechar su cuerpo desnudo junto al mío, enterrar mi rostro entre sus piernas y saciarme de su íntima humedad... Ahí está Vlady, y Mary Lou interpreta para nosotros dos Autumn in New York.



martes, 3 de marzo de 2015

Era demasiado hermoso

Solos. Olivia y yo nos hemos quedado solos. Dos hijos de puta entraron la semana pasada en la lavandería de Maxine para robar la caja; cuando se iban la dispararon dos tiros en el pecho. Me llamó la policía para contarme lo sucedido; cuando llegué al hospital, Maxine había muerto. Todo por cincuenta cochinos dólares. Cincuenta. Olivia, su hija estaba en el instituto. Tuve que decírselo yo: "Querida, Maxine, tu mamá, ha muerto. ¡Dios!".

Esta noche estoy en el 3 Deuces con mi viejo amigo Barney. Él ha estado conmigo en todo momento, como Billie, Lester, Teddy y tantos otros. Mientras preparo mentalmente esta crónica, Barney Bigard (conocido de Maxine y mío) interpreta Wrap Your Troubles in Dreams,  una de las melodías que más le gustaban a ella y a mí. Después, Lady Day cantó Blue Moon, con Teddy Wilson al piano y Lester Young al saxo.

Ahora, la casa donde vivíamos felizmente los tres junto se nos hace  casi insoportable a Olivia y a mí. Quizá la dejemos y nos traslademos a mi apartamento, más pequeño y recogido. La lavandería la alquilaremos. Después tendremos que principiar una nueva vida. Antes, todo era demasiado hermoso. Ahora, será duro, pero nos tenemos el uno al otro, y Maxine siempre estará con nosotros. Siempre.









miércoles, 25 de diciembre de 2013

Navidad, todo igual

Maxine y yo no estamos dispuestos a cambiar nuestra diaria rutina de reunirnos con algunos amigos en el 3 Deuces a escuchar música y tomar unas copas, Maxine un par de martinis, y yo unos bourbon. Esto lo digo porque hoy es 24 de diciembre de 1947, y la gente tiende a recogerse antes de hora para reunirse con la familia. En nuestros casos, Maxine y yo, solo nos tenemos el uno al otro, y a Olivia, la hija que Maxine tuvo con el golfo de marido que estuvo a punto de arruinarla. El muy cabrón arrampló con todo el dinero y la furgoneta de reparto (Maxine tiene una tintorería en Manhattan). El dinero del banco no pudo llevárselo, ya que se lo impidió el director de la sucursal. Así pues esta noche ha venido con nosotros por primera vez Olivia, que ya tiene 13 años y es toda una mujer: una negra, como su madre, bellísima.

Al llegar al 3 Deuces me he encontrado con una agradable sorpresa. Mi querida  y admirada amiga  Mildred Bailey cantará para nosotros, quiero decir para la clientela. Acaba de pasar una larga enfermedad que la ha tenido retirada de los escenarios bastante tiempo, pero su voz, ¡ah, su voz es como una caricia seguida de un beso!

Mildred tiene una versión de Love Come Back To Me, difícil de superar: la adoro. Mi amada Billie y ella son las mejor intérpretes de I've got my love to keep me warma.

Nunca me gustaron estas festividades, y ya hace muchos años que dejé de prestarles atención: en el pasado lograron agotar mi resistencia. Eran momentos perturbadores, insufribles y artificiosos. Mildred hace una interpretación de More Than You Knox llena de sensualidad y matices.

Durante cinco años de matrimonio con mi primera esposa, la celebración de la Navidad fue una constante en su familia. Durante más de una semana me veía asediado por todas partes. Me quejaba amargamente, pero Doroty (mi mujer entonces) era inflexible: había que pasar todos esos días con sus padres, hermanos (cinco) los cuñados y los ... no recuerdo cuantos sobrinos: unos niños muy hijos de puta a los que no soportaba. Por suerte aquello se acabó. En la Navidad del 42 le dije a Doroty: Doroty, cariño, hasta aquí hemos llegado: tus padres y hermanas o yo. Ella eligió a sus padres y hermanas. Ahora pasados cinco años de aquello, la estoy agradecida.  Doroty se caso a los seis meses de divorciarse de mí. Lo hizo con su jefe, un tipo rollizo de cabeza redonda, papada colgantes ojos saltones y siempre con la camisa desabrochada y empapada en sudor. Tenía una charcutería en la que Doroty trabajaba de cajera. La verdad es que no sé que vio en este fulano, no ya para casarse con él, sino para tirárselo estando aún casada conmigo. Esto lo supe después: me lo dijo ella misma supongo que por resentimiento hacía mi. Yo la quería, pero a ella, no a toda su familia.
 
Bueno, aquello acabó y ahora tengo a Maxine. Una mujer de carácter, valiente y decidida, y al mismo tiempo cariñosa y sensible a las difíciles situaciones que muchos negros tienen que afrontar a diario. Me gusta por eso... bueno y también porque en la cama es única: trepidante, insaciable... agotadora. Yo hago lo que puedo. Debe ser suficiente porque la veo radiante, feliz.

Esta noche hemos conocido a Blosso Dearie, una joven cantante que esta comenzando, y he de decir que me ha parecido fantástica, sensacional. Su I'm Hip es hilarante. Me sorprendido la dulzura y calidez de su voz de colegiala en The Shadow of your Smile; sencillamente, genial.

jueves, 7 de noviembre de 2013

Celebración

No soy amigo de organizar frecuentes y multitudinarias veladas. Prefiero la intimidad de unos pocos amigos o de un par de mujeres. Aun así me veo en la obligación, de tanto en tanto, de hacer alguna excepción. Anoche fue una de ellas.
Quedé con un numeroso grupo - al menos eso sí - de buenos amigos en el 3 Deuces para celebrar el éxito de la película El caballero silencioso, cuyo guión escribí el pasado año, y cuya película se estreno hace unos meses. Hay que hablar de éxito, de todo un acontecimiento en gran parte del país. En Manhattan las colas para ver la han sido interminables.

Conmigo estaban Maxine (mi chica) Lady Day, Lester Young, Barney, el dueño del desaparecido Cafe Society, Moe, dueño del Savoy, Vlady, la rubia explosiva a la que tanto he querido, y que tan buenos momentos hemos pasado juntos, y Tedy Wilson. De los Ángeles llegaron para pasar unos días conmigo, Natalie, la protagonistas del film, y mi amigo de instituto y empleado de la productora. Natalie había roto, según me dijo, con su amiga, ahora una famosa modelo.

No recuerdo si les he hablado del argumento (peregrino) de la película. Estuve a punto de rechazar el contrato. Pensé que se estaban burlando de mí, lo cual no me hacía gracias. Luego de unas largas conversaciones con los responsables de la productora cambie de opinión y firmé el contrato. 

Se trata de un tipo, actor famoso, que como consecuencia de una infección mal curada de garganta, se queda sin voz, es decir, mudo. Ahora, como el fulano en cuestión (el actor) es famoso, la productora no puede prescindir de él: el público enloquece con sus películas y siempre está esperando la siguientes. Así pues, ni cortos ni perezosos, se les ha ocurrido llevar su historia a la pantalla. ¿Y quién mejor que él para representar el papel de su propia historia? Nadie, claro está. 

Y ahí entro yo. Mi trabajo consistió en escribir un diálogo para mudos, un diálogo especial, es decir, muy cuidado en sus formas. Ya que el protagonista-actor no podía hablar, lo que si podía era mover los labios, por lo que resultó ser esa peculiaridad la principal novedad del film. El espectador podía entender a través de esta técnica los diálogo.

La película gira en torno a este actor-protagonista, es decir a su peripecia y sufrimiento por verse abocado a subirse en un escenario e interpretar sus papeles de galán sin poder pronunciar una simple palabra. El ambiente del film es angustioso y mantiene al público en una constante ansiedad y angustia ante las desgracias de un joven deseoso de poder llevar una vida normal en su doble faceta de persona y actor. 
Al final de la película, el protagonista es sometido a una intervención quirúrgica, casi milagrosa (de película) y logra recuperar su voz, y en ese momento aparece el rótulo de FIN.

En su momento, como ya he explicado en alguna otra ocasión, no quise preguntar por qué mierda no le operaban al principio y así nos ahorrábamos tantos quebraderos de cabeza. Además, siempre abría la posibilidad de que el protagonista contará retrospectivamente su desgracia, y cómo gracias a los avances de la cirugía ahora estaba bien y, no solo podía contar su historia, sino que hasta podía cantar si se lo proponía. Pero para qué me dije. 

De mi trabajo obtuve unos suculentos beneficios y, lo mejor de todo, una relación con una mujer sencillamente deslumbrante: Su nombre era Natalie, y era la actriz que trabajaría junto al actor mudo.

Anoche actuó en el 3 Deuces Charlie Parker. Comenzó con su famoso All the things you are, para después seguir con  Groovin' high más tarde interpretó una versión de April in Paris sensacional. Cuando después interpretó Autumn in New York. Después de esto ya perdí la cuenta. En realidad la noción: la boca grande y húmeda de Maxine presionando sobre la mía solo me dejaba pensar en el después.